"Grrrringo es una bitácora, un diario, un recuento de líneas que comienza en lontananza, detrás de cualquier tren y en cualquier rincón
¿de Europa? Da igual. Todo ser y cada hacer o visión está marcado por la noción de viaje, de tránsito, en este espacio insular.
No estamos frente a ningún reportaje antropológico ni un informe de alguna oficina tercermundista. Aquí se trata de la visión de un artista que se desplaza por nuestros paisajes y capta de una manera bastante "visual" - y valga la redundancia o el pleonasmo - las rayas que nos timbran, las línes sobre las que se sustentan nuestras edificaciones, las sombras acompañantes, las líneas que nos definen [...]
Marcas, letreros, indicaciones, el espacio se sostiene por su capacidad indicativa, imperativa. Al llegar finalmente a los puntos deseados, el más acá restringe el más allá por colocarse entre ambos rejas, alambres de púas, separadores, muros.
Ingo Giezendanner ha sabido de una manera bastante puntual transuntar esa geografía del miedo que marca nuestros paisajes urbanos de la postmodernidad siglo-veinteyunañera. En el centro de Grrrringo emerge un catálogo de verjas. Siempre se proteje contra algo al tiempo que trata de sustentarse también "algo" para los adentros. Enrejar, cerrar las puertas, asumir el espacio público a partir del cuidado, la posible tragedia, la transgresión del afuera hacia el adentro, la fiesta de las balas perdidas..."
Para leer el artículos completo pasa a: Acento
No estamos frente a ningún reportaje antropológico ni un informe de alguna oficina tercermundista. Aquí se trata de la visión de un artista que se desplaza por nuestros paisajes y capta de una manera bastante "visual" - y valga la redundancia o el pleonasmo - las rayas que nos timbran, las línes sobre las que se sustentan nuestras edificaciones, las sombras acompañantes, las líneas que nos definen [...]
Marcas, letreros, indicaciones, el espacio se sostiene por su capacidad indicativa, imperativa. Al llegar finalmente a los puntos deseados, el más acá restringe el más allá por colocarse entre ambos rejas, alambres de púas, separadores, muros.
Ingo Giezendanner ha sabido de una manera bastante puntual transuntar esa geografía del miedo que marca nuestros paisajes urbanos de la postmodernidad siglo-veinteyunañera. En el centro de Grrrringo emerge un catálogo de verjas. Siempre se proteje contra algo al tiempo que trata de sustentarse también "algo" para los adentros. Enrejar, cerrar las puertas, asumir el espacio público a partir del cuidado, la posible tragedia, la transgresión del afuera hacia el adentro, la fiesta de las balas perdidas..."
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Página 43 de Grrrringo de Ingo Giezendanner
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